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¿Cómo evitar rozaduras en los pies?

No hay nada más molesto que el dolor de pies debido a la fricción con el calzado, especialmente si la rozadura ha llegado a causarnos una ampolla. Es un clásico de bodas, bautizos y comuniones, del cambio de calzado con los cambios de estación y de las largas caminatas con zapatos nuevos cuando hacemos turismo en nuestras vacaciones. Sin embargo, prevenir las rozaduras y ampollas es más fácil de lo que parece y te permitirá ahorrarte ese lacerante dolor de pies que seguro que has experimentado en alguna ocasión.

 

Llevar un buen calzado es crucial para evitar las temidas rozaduras en los pies. Todos estos problemas en los pies, a la larga, pueden ser bastante molestos, y si no estamos acostumbrados a llevar el calzado adecuado, se pueden llegar a deformar los dedos de los pies y tener dolor crónico en ciertas zonas de la planta. Es muy importante saber cómo evitar que un zapato roce, porque de esta manera podemos seguir nuestra jornada sin ningún problema ni molestia.

 

Ahora bien, el rozamiento continuado debido al uso de calzado o calcetines inadecuados produce la separación de la dermis y la epidermis generando rozaduras y ampollas. Veamos las características de ambas:

 

Una rozadura es una herida superficial de la piel, en la que hay desprendimiento de la epidermis (capa superficial) y de alguna porción de la dermis (capa de piel situada debajo de la epidermis).

 

Por otro lado la ampolla es una protuberancia que contiene fluido (generalmente trasparente) que se forma entre la dermis y la epidermis. Suelen tener forma circular. A veces pueden producirse complicaciones como infección, enrojecimiento alrededor de la ampolla, inflamación grave, secreción de pus, fiebre o dolor intenso; en estos casos, se recomienda acudir al podólogo urgentemente para que las trate.

 

Estas heridas superficiales no solo suponen un problema estético. Además, son incómodas y pueden generar ardor e infecciones si no se cuidan adecuadamente.

 

Para evitar que se produzcan las molestas y dolorosas ampollas y rozaduras, podemos adoptar algunas medidas preventivas bien sencillas como:

  • Usar un calzado que se ajuste adecuadamente, ni demasiado ancho ni demasiado estrecho (especialmente importante con los zapatos de tacón de las mujeres, con tendencia a tener la punta estrecha)
  • Utilizar siempre calcetines con zapatos y preferiblemente sin costuras
  • Usar productos que reducen la fricción en la piel, ayudando a prevenir la formación de rozaduras y/o cremas hidratantes para que la piel esté bien hidratada y, por tanto, más flexible. La textura del gel de aloe vera lo convierte en otro buen remedio para proteger la piel expuesta a las lesiones por el calzado. Sus propiedades hidratantes mantienen la zona húmeda y evitan que se friccione por el contacto con el cuero. Además, cuenta con una acción cicatrizante y calmante que reduce las ampollas cuando ya están presentes. También al humectar los pies con un poco de vaselina no solo conseguimos que su piel permanezca suave sino también libre de lesiones. Este producto oleoso desliza el pie e impide que esté continuamente en contacto con el material del calzado. Basta con aplicar una generosa cantidad tanto en los talones como en los dedos y demás partes afectadas.
  • Realizar baños o duchas frías para reducir la hinchazón de pies, sobre todo, en verano.

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